Por lo que vemos, la mayoría de estos artículos son descripciones de casos concretos. Sin embargo, si se quiere saber el alcance de las muertes y daños que está haciendo este producto, entonces hay que leer los
testimonios de la gente (pinchar aquí) que los ha visto en las personas que se han dejado inyectar con él. La gente anónima, la gente que no es nadie, es mucho más de fiar que los científicos al servicio del Régimen (lo que eran en la anterior forma del Régimen los curas y los teólogos). No hace falta ninguna formación ni ningún título de los que el propio Régimen concede. Al revés. En esto, una vez más, podemos escuchar el aviso aquel:
El que tenga orejas, que oiga. No hace falta nada más.