Citan 7.218 notificaciones de muerte (cuando las notificadas son en verdad 13.911), lo que no les impide seguir proclamando que la vacuna es segura y eficaz. A esas más de 7.000 notificaciones de muerte les quitan importancia calificándolas de «raras» o «poco frecuentes»: es uno de sus métodos típicos para hacer pasar por bueno lo malo: según sus definiciones, hasta con 369.000 muertes (o lo que sea) podrían seguir diciendo que se trata de un «evento adverso» raro.
Artículo de Virginia. 10 de septiembre, 2021.
En el sitio en la red de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) hay una página con una «Selección de eventos adversos notificados después de la vacunación del COVID-19» («Selected Adverse Events Reported after COVID-19 Vaccination»), que puede consultarse también en versión española, y que empieza, como muchas otras, informando al lector de «Lo que usted necesita saber», porque ellos saben lo que usted y yo necesitamos saber, y también —evidentemente— lo que no. Sigue a continuación una lista de las cosas que usted necesita saber: la primera, como siempre, que «Las vacunas contra el COVID-19 son seguras y efectivas».
Tras despreciar uno tras otro, por ser «raros» («rare», en inglés) o «poco frecuentes» (en la versión española de la página), los «eventos adversos» que se han dignado a reconocer, le llega el turno, en último lugar, al «evento adverso» muerte, que, siendo, a juzgar por los números citados en los otros, el más frecuente, es también (como no podía ser menos) raro o poco frecuente. He aquí la versión en español de la página a día de hoy (9 de septiembre del 2021):
Las autoridades sanitarias pueden decir lo que quieran: 7.218 notificaciones de muerte constituyen un evento adverso raro o poco frecuente, que asciende a un 0% con respecto al total de las dosis administradas. Es decir, que 7.218 muertes no son nada: a todos los efectos prácticos y redondeando (a partir de 0,0019560975609756%),
7.218 = 0.
Así que de poco valdría citar de nuevo los informes que muestran que el
VAERS, o sea, el «Sistema de Notificación de Eventos Adversos de
las Vacunas» de los EE.UU, no recoge más que una pequeña parte de
los daños que producen las vacunas [1]:
¿qué importa que se notifiquen sólo un 1% o un 50% de los daños,
si 0 × 100 o × 2 sigue siendo igual a 0?
Hay que reconocer que a los lectores de la versión en inglés de la
página no se les toma el pelo tan descaradamente: el paréntesis
recoge la cifra, más mesurada, de 0,0020%.
Según las definiciones al uso [2],
un «evento adverso» se considera «raro» o «poco frecuente»
cuando es menor al 0,1%, o sea, hasta un caso entre 1.000, que es a
partir de donde empezaría a considerarse que el evento es «uncommon»
o «infrequent» («poco común» o «no frecuente» [3]). De manera que todavía podrían, al parecer, permitirse más de
369.000 muertes sin dejar de tranquilizar a la población
explicándole que se trata de casos raros, de forma que la población
pueda, sin que nada se lo estorbe, seguir pensando lo que parece
empeñada en pensar: que las vacunas sólo tienen efectos graves en
un caso entre un millón (cuando, como se ve, contando sólo las
muertes, se trataría de unos 2 casos por 100.000 dosis —no
personas, sino dosis).
Por lo demás, los datos de notificaciones de muertes que los CDC
atribuyen al VAERS no coinciden con los del propio VAERS:
Con estos datos el tanto por ciento estaría en 0,003769918699187%: o
sea, unas 3,8, casi 4, muertes por 100.000 dosis.
[1]
Resumidos en Robert F. Kennedy, «Los medios promueven la
desinformación sobre las vacunas», sección «El sistema VAERS no
funciona», 16 de febrero de 2021; trad. española del 28 de
febrero de 2021: robert_kennedy-muertes_de_ancianos_tras_vacunacion.xhtml. Véase también el informe de Ricardo sobre un proyecto de Investigación de Autopsias del COVID-19 en Alemania (schirmacher_40_vacunados.htm). Peter Schirmacher, al frente de este estudio, concluye que «entre el 30 y 40 por ciento han muerto por la vacuna», de lo que se deduce que «los efectos adversos provocados por las vacunas han sido infravalorados».
[2]
Guidelines for Preparing Core Clinical-Safety Information on Drugs.
Report of CIOMS Working Group III and V. 2ª ed., Geneva 1999, p. 36
(https://cioms.ch/wp-content/uploads/2018/03/Guidelines-for-Preparing-Core-Clinical-Safety-Info-Drugs-Report-of-CIOMS-Working-Group-III-and-V.pdf).
[3] Aquí se daría un problema con la traducción española que los CDC usan
para «rare», que es «poco frecuente» o «infrecuente».
La discoincidencia entre los datos del VAERS y los de los CDC con
respecto al número de notificaciones de muerte sería muy grave si
no fuera porque todo es tan grave que nada es ya grave; si no fuera
porque, por lo demás, según los métodos de los CDC, los 13.911 que
han muerto entre las más de 369 millones de dosis administradas
siguen siendo igual a nada.
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